TEXTO: EFESIOS 6: 10-12

INTRODUCCIÓN:
Cuando nos convertimos a Jesucristo pasamos a formar parte de su ejército y como tal, debemos de tener bien claro de que nos veremos envueltos en batalla constantemente. A tales efectos somos enseñados, entrenados y preparados, no para alcanzar la victoria, sino para mantenerla. Ya el Señor la ganó; nos corresponde permanecer en ella.
Siendo la lucha una espiritual, también nuestras armas son espirituales. No peleamos en contra de la gente, sino contra aquél que les utiliza para hacernos la guerra. No te atrevas a enfrentarlo en tu propia astucia y con tus propias fuerzas, pues vas a salir trasquilado. Enfréntate a Él con la armadura de Dios bien puesta en su sitio, y atrévete, como hizo David, a retarlo en el nombre del Señor de los Ejércitos.

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